A través de los tiempos la violencia sexual ha sido una realidad difícil de aceptar, manejar y solucionar por diversas causas. Desde el interior de las familias hay complicidad, ocultamiento o minimización del delito. Desde la administración de justicia del Estado y la sociedad, ha prevalecido una actitud de ambigüedad, falta mayor trabajo de prevención, falta más justicia en el tipo de condena a los agresores sexuales y reparación de las víctimas a nivel de salud física y mental.
Debido al grave panorama que se viene presentando, en las últimas décadas, y gracias a sectores como la academia, los activistas de derechos humanos y políticas sociales, la violencia sexual se ha venido ubicando como un tema fundamental para el país.
Así es como en estos momentos se está trabajando con el Modelo de Atención Integral en Salud para víctimas de violencia sexual propuesto por el Ministerio de Protección de Colombia junto con el Fondo de Población de Naciones – UNFPA, desde el año 2011. Este modelo será la base fundamental para el desarrollo de este curso, junto con otros aportes de diferentes investigaciones sobre el tema realizadas por otras instituciones públicas y privadas de Colombia y del mundo.
Ventajas competitivas:
Objetivos:
General
Capacitar al personal de salud en el conocimiento e implementación de los procedimientos legalmente establecidos para la atención integral en salud a las víctimas de violencia sexual en Colombia.
Específicos
La violencia sexual es un gran problema a nivel mundial que trae graves consecuencias en lo personal, familiar y social. Ante este hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha dedicado a estudiar, investigar y proponer estrategias de solución para afrontar este delito.
La violencia sexual es en sí, un delito premeditado, intencional y consciente con el fin exclusivo de satisfacer los instintos primarios del sujeto agresor, quien no respeta los derechos de la persona que es violentada o agredida.
Es importante tenerlos en cuenta, pues entre más temprano se detecte el problema de la violencia sexual, más rápido se podrá buscar la ayuda necesaria para reducir la rabia y el dolor de las víctimas. Si se trata de una niña o de un niño, serán los padres y personas de su entorno quienes tendrán que hacerle las preguntas, y buscar la respuesta por muy dura que sea: ante la realidad no se pueden cerrar los ojos. Si es una persona adolescente, siempre es importante preguntarle qué le está ocurriendo en su sexualidad con su novio o novia. Hay que tener en cuenta que los familiares, los amigos, los profesores, el personal de salud, tienen un papel fundamental siempre para detectar los indicios o señales de la violencia sexual, pues con frecuencia la víctima no es consciente de estar sufriendo un abuso sexual.
El abuso sexual infantil es un crimen que a menudo pasa desapercibido, las señales de abuso no son siempre obvias y, si aprende a conocer cuáles son las señales preocupantes del abuso sexual infantil bien pudiera salvar una vida. Es posible que se dé cuenta de cambios físicos o de comportamiento que pueden indicar que un niño está siendo abusado. Debido a la alta prevalencia de la violencia sexual es posible detectar casos en cualquier consulta o programa de salud. Con un especial énfasis en aquellos que atienden a población con mayor riesgo como los niños, las niñas, las y los adolescentes y las mujeres.
La detección de la violencia sexual realizada por el personal de salud puede ser la primera y única oportunidad de recibir ayuda que tengan las víctimas de violencia sexual. Es de vital importancia que este personal se encuentre sensibilizado y capacitado sobre el proceso integral de atención que incluye un adecuado y oportuno proceso de detección.
La atención para los casos comprobados de violencia sexual se deben abordar de manera integral e interdisciplinaria desde la salud, las ciencias sociales, la atención jurídica y psicológica con el fin de cubrir las diferentes necesidades, bio-psico-sociales, de las víctimas y la sanción para los agresores.
La atención integral a las víctimas de violencia sexual y su familia, como lo contempla la Ley 1164 de 2007 y la Ley 1257 de 2008, tiene como objetivo asegurar su Atención, Recuperación y Protección Integral (ARPI), desde una perspectiva de la restitución de derechos.